Prematuros y atención temprana

La Atención Temprana tiene como objetivo ofrecer una respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños de 0 a 6 años con dificultades en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlas. Estas intervenciones han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar. La Atención Temprana cobra especial importancia en los tres primeros años de vida.

Nuestro programa está dirigido a mejorar el desarrollo global del niño y su calidad de vida, abarcando todas las áreas: desarrollo motor, sensorial, cognitivo-perceptivo, afectivo y de lenguaje. Llevamos a cabo la evaluación del desarrollo a través de escalas e inventarios de desarrollo estandarizados y planteamos el programa de manera individualizada.

En potenciamos vuestros recursos y os ayudamos a desarrollar estrategias de juego para lograr mejorar el desarrollo global. La intervención se enfoca siempre desde el juego y el  vínculo con los padres. La familia tiene un protagonismo especial y su participación activa es nuestra filosofía de trabajo. El programa de Atención Temprana se lleva a cabo a través de diferentes técnicas y enfoques. Además desarrollamos programas de masaje infantil y mejora del vínculo afectivo.

Nuestro programa es recomendable…

· Si sospechas que tu hijo presenta un retraso en algún hito del desarrollo, te han dicho en la escuela infantil que va muy lento, si los familiares te alertan sobre algo que “no va bien”, etc.

· Si ya recibe apoyo o tratamiento en alguna institución o centro de atención temprana pero quieres proporcionarle más ayuda en tu domicilio porque consideras que no es suficiente.

· Si quieres mejorar su desarrollo de manera preventiva.

¿Quién se puede beneficiar de este programa?

· Niños prematuros (nacidos antes de las 37 semanas de gestación) y grandes prematuros (nacidos con menos de 1,500kg)

· Niños nacidos a término pero que presentan un retraso en la adquisición de hitos del desarrollo.

· Niños con sospecha de dificultades de procesamiento sensorial, donde pueden verse afectado el desarrollo motor, la regulación de la conducta, los ciclos de sueño-vigilia, el vínculo afectivo y/o la alimentación.

· Niños que presentan algún síndrome genético o discapacidad motora, cognitiva y/o sensorial.

· Niños con dificultades en el vínculo afectivo con sus padres, otros familiares o pares.

· Niños en riesgo social.

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